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Tratamiento de Células Madre para Lupus Sistémico

Stem Cell Therapy and Systemic LupusCélulas madre para el lupus: Cómo la medicina regenerativa puede combatir esta enfermedad

En ProgenCell ofrecemos un tratamiento con células madre que puede ayudar a los pacientes con Lupus a tener un mejor control de su enfermedad para que no interfiera en su día a día. Para tratar el Lupus Sistémico proponemos la terapia con células madre autólogas por su capacidad de regular el sistema inmunológico sin bajar las defensas del organismo, ya que puede dirigirse específicamente a las zonas afectadas. De este modo, ofrece la posibilidad de disminuir efectos adversos que el sistema inmune pueda tener en el organismo.

Para ello, primero evaluamos la historia clínica y los estudios del paciente (como los mencionados en la sección de diagnóstico de esta página) para asegurarnos de que nuestro tipo de terapia pueda ofrecer un beneficio en su salud. Es primordial para nosotros ser honestos con nuestros pacientes, y sólo ofrecer la terapia con células madre si realmente es una opción factible para ellos.

Tras el proceso de evaluación, procedemos a planificar el procedimiento en nuestras instalaciones.

Nuestro protocolo para el lupus sistémico consiste en un procedimiento ambulatorio con las propias células madre frescas de la persona. Consideramos que esta es la mejor opción posible, ya que significa que el cuerpo aceptará completamente las células y sólo habrá reacciones óptimas de las mismas. Por supuesto, si la situación del paciente lo considera necesario, se pueden hacer ajustes, como utilizar células madre alogénicas (que también podemos proporcionar) o ampliar el plan de tratamiento hasta 4 días para incluir también factores estimulantes y vitaminas y minerales por vía intravenosa para asegurar aún más el éxito del tratamiento.

Si el paciente ha desarrollado un problema neurológico debido al Lupus, también podemos aplicar una punción especial para tratar directamente dicho problema.

Como hemos dicho anteriormente, la terapia con células madre puede mejorar la vida diaria de nuestros pacientes al minimizar los síntomas más problemáticos provocados por el Lupus sistémico de tal manera que la enfermedad en sí misma se convierte en un problema para ellos.

Las formas más notables en que las células madre han mejorado la calidad de vida de nuestros pacientes es disminuyendo en gran medida el dolor de las articulaciones, la inflamación de las articulaciones, la rigidez de las articulaciones, y el eritema (enrojecimiento de la cara), que como hemos dicho son los problemas más prominentes provocados por el Lupus Sistémico. Y, como beneficio secundario, los pacientes no tienen mucha necesidad de analgésicos ya que no experimentan tanto dolor después de su terapia.

Cabe señalar que, si bien la terapia con células madre no es una cura, es muy beneficiosa para tratar esta enfermedad inmunológica, y recomendamos encarecidamente que los pacientes se sometan a un tratamiento posterior para mantener las mejoras que hayan desarrollado a partir de su tratamiento original. El mantenimiento es la clave, después de todo.

¿Qué tipo de enfermedad es el Lupus?

El Lupus Eritematoso Sistémico (LES), comúnmente conocido como Lupus Sistémico o simplemente Lupus, es una enfermedad inmunológica caracterizada por un exceso en la actividad inmunológica. También se puede catalogar como una enfermedad del tejido conectivo debido a la naturaleza de sus síntomas, ya que tiene una mayor presencia en las articulaciones.

El síntoma más frecuente cuando se trata de Lupus son las manifestaciones cutáneas, como el eritema facial en el que los pacientes presentan erupciones tanto en las mejillas como en la nariz (coloquialmente conocidas como alas de mariposa por su similitud de aspecto), así como en las extremidades y la espalda. Este es también el primer tipo de síntoma que aparece una vez que el paciente ha desarrollado esta enfermedad.

Otro indicador predominante del Lupus es el dolor articular, principalmente en las articulaciones pequeñas como las de las manos; ahí radica su categoría de tejido conectivo.

También puede tener efectos en los órganos internos. Puede manifestarse como una inflamación del corazón, también conocida como pericarditis, o incluso una inflamación de los pulmones, aunque esta última no es tan común.

Hay algunos casos en los que los síntomas pueden llegar a ser más complejos de lo habitual, como una afección renal (como la nefritis) que puede progresar hasta el punto de provocar una deficiencia renal. En casos más graves, el lupus sistémico puede dar un giro neurológico y el paciente desarrolla una encefalitis, que acaba en un déficit de habilidades motoras o incluso en un trastorno de la personalidad/comportamiento que, si no se trata, puede desembocar en episodios psicóticos.

Otros signos de LES a los que hay que prestar atención según los CDC son la caída del cabello, la fiebre, la sensibilidad a la luz solar, la debilidad severa, los problemas oftálmicos, los problemas de memoria y las llagas en la boca (CDC, 2018).

Como se puede deducir de todo lo anterior, el lupus es de hecho una enfermedad sistémica, ya que puede afectar a casi todos los sistemas del cuerpo, y sus síntomas son un claro reflejo de ello.

¿Qué causa el Lupus?

Como hemos mencionado en primer lugar, el Lupus es una alteración progresiva de la actividad inmunológica; sin embargo, no se conoce el desencadenante que hace que esta alteración aparezca por primera vez en el organismo.

Por otro lado, existen factores de riesgo a tener en cuenta cuando se trata de esta enfermedad inmunológica. El primero de ellos es que existe una predisposición familiar no directa a padecerla, lo que significa que si bien un padre no puede transmitirla a sus hijos, sí puede hacerlo a las generaciones futuras. También es más frecuente en las mujeres que en los hombres, con una proporción de 3 a 1 (o más según la región).

Otro factor a tener en cuenta son las infecciones víricas, como el Citomegalovirus, ya que es muy probable que provoquen una respuesta autoinmune del organismo, que en exceso es lo que finalmente lleva a contraer el Lupus.

Se puede decir que existe un aspecto idiopático en este tipo de enfermedad, ya que realmente depende de las peculiaridades de cada persona, de la forma en que cada individuo responde a los estímulos (como las infecciones y el medio ambiente); en este caso, la susceptibilidad de su sistema inmunológico a sobre compensar en su defensa contra estos estímulos.

¿Cómo se diagnostica con precisión el Lupus Sistémico?

La forma más precisa de diagnosticar este tipo de enfermedad es a través de una serie de estudios médicos denominados Factores del Complemento que, como su nombre indica, analizan diferentes componentes del sistema inmunológico donde se pueden detectar fácilmente las alteraciones relacionadas con el Lupus.

Otro método de diagnóstico muy utilizado es el análisis de anticuerpos antinucleares para estudiar el progreso de los compuestos inmunitarios, concretamente si se trata de un aumento de compuestos que intentan combatir algo que ya no está presente. Este tipo de actividad es un alto indicador de Lupus.

Una forma adicional de determinar si una persona padece Lupus sistémico es realizar una velocidad de sedimentación globular, que es un indicador específico de inflamación, aunque no muestra la causa de dicha inflamación. Junto con el análisis de anticuerpos antinucleares, puede proporcionar un diagnóstico adecuado.

Todos estos métodos se realizan siempre y cuando el médico que lo atiende ya sospecha que se trata de un lupus sistémico. Estos sólo confirman la teoría ya formada al examinar a un paciente que presenta la mayoría de los síntomas que hemos mencionado anteriormente.

Tratamientos actuales disponibles en el mundo médico

Las formas actuales de tratamiento que se ofrecen a los pacientes con Lupus Sistémico pueden dividirse en tres grupos:

El primer grupo de tratamiento es también por el que los médicos optan en primer lugar para combatir la enfermedad. Se trata de los inmunomoduladores, que son un tipo de medicamento enfocado a regular la actividad inmunológica para disminuir la sobresaturación de la respuesta inmunológica que el organismo está produciendo.

El inmunomodulador más común son los esteroides, ya que tienen una función reguladora bien definida.

El inconveniente de este tipo de tratamiento es que, aunque disminuye el exceso inmunológico, también disminuye las defensas del organismo, haciéndolo vulnerable a otras enfermedades.

Si los inmunomoduladores no mejoran el estado del paciente, entonces entra en acción el segundo grupo de tratamiento, la quimioterapia. Puede ser con Metotrexato, Ciclofosfamida o Azatioprina, todos ellos inmunosupresores que pueden disminuir la respuesta inmunitaria de la persona hasta alcanzar niveles normales.

El tratamiento con anticuerpos monoclonales es el tercer grupo, y se utiliza cuando tanto los inmunomoduladores como la quimioterapia no pueden regular la hiperactividad del sistema inmunológico.

Todos estos grupos de tratamiento se ocupan principalmente de los síntomas del lupus sistémico y tienen una amplia gama de efectos secundarios, como reacciones alérgicas, insuficiencia hepática y aplasia medular, por nombrar algunos. La quimioterapia y los anticuerpos monoclonales son especialmente propensos a provocar estos efectos secundarios. Irónicamente, este tipo de tratamientos pueden causar los mismos síntomas que la enfermedad. Ha habido pacientes de lupus que han declarado que los mismos tratamientos a los que se están sometiendo para combatir su enfermedad, les hace estar igual de enfermos o incluso más.

Aquí es donde entran las células madre como una alternativa más segura para tratar el Lupus Sistémico.

Aunque las células madre pueden obtenerse de diferentes fuentes, como: médula ósea, sangre del cordón umbilical, tejido adiposo e incluso dientes, preferimos utilizar médula ósea fresca y autóloga; ya que contiene muchos factores estimulantes y de crecimiento. A medida que avanzan los estudios de investigación y se descubren más cualidades beneficiosas para la regeneración y la reparación de los tejidos, estamos cada vez más convencidos de su potencial para el antienvejecimiento, la prevención y el tratamiento de una gran variedad de enfermedades degenerativas. Por ello, queremos hacer llegar los beneficios de las células madre a todos aquellos pacientes con alguna condición, incluso cuando los tratamientos tradicionales han tenido escasos o nulos resultados.

Si desea saber más sobre el tratamiento que ofrecemos para el LES u otras enfermedades inmunológicas, puede ponerse en contacto con nosotros en el número 1 (888) 443 6235. También estamos a su disposición en info@progencell.com para más información, así como para concertar una cita.

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