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Las células madre adultas (no embrionarias) son únicas ya que no están diferenciadas. A diferencia de otros tipos de células que solo tienen una función en el organismo, las células no diferenciadas pueden reemplazar y regenerar cualquier tipo de tejido. Este tipo de células puede satisfacer las necesidades dentro del organismo al encontrar áreas lesionadas y destruidas por enfermedades, y así ayudar a regenerar tejido, al igual que acelerar el proceso de recuperación.

Las células madre adultas no embrionarias pueden ser extraídas del tejido del paciente y distribuidas a las áreas donde puedan aportar más beneficios. Se está descubriendo un inmenso potencial terapéutico mientras más estudios se realizan sobre el poder curativo de las células madre. Con la ayuda de las células madre adultas se han tratado pacientes que padecen una variedad de trastornos que conllevan daño de tejido agudo y crónico.

Hoy en día, el uso de las células madre no está aprobada por la Administración de Medicamentos y Alimentos (FDA por sus siglas en inglés) para el tratamiento de alguna enfermedad en particular. El uso actual de las células madre es experimental, y los resultados investigativos pueden ayudar a perfeccionar los tratamientos en el futuro.